sábado, 26 de enero de 2013

Sobre lo que sobra - Pencas rebozadas con mayonesa de alcachofas

Pencas rebozadas con mayonesa de alcachofas

Llevan los medios muy cansinos con el tema de las sobras y los desperdicios de alimentos. Pero nunca está de más si al final sirve para concienciar a unos cuantos, porque más vale poco que nada en este caso. Y es que cuando una ve los números se lleva las manos al a cabeza: 1/3 de la producción mundial de alimentos se tira cada año a la basura, en Europa se desperdician 90 millones de toneladas comestibles anuales, y España contribuye con 8-9 millones de toneladas. Da miedito, sí. Pero ojo, que no queda ahí la cosa, porque desde 1974 hasta hoy el despilfarro de alimentos en el mundo se ha incrementado un 50%. Como diría Janice... Oh-My-God!. Cuando se entra a analizar el detalle, llama la atención cosas como que en los países en vías de desarrollo, alrededor del 40% de las pérdidas de alimentos se generan en las primeras fases de la cadena agroalimentaria, es decir, en la cosecha y producción, mientras que en los países industrializados el 40% de estas pérdidas ocurre al final, es decir, en la cadena de distribución y en nuestras casas. Sí, sí, en tu casa y en la mía. De hecho, los consumidores somos responsables del 42% de este desperdicio.

Siempre me ha sorprendido esa capacidad que tiene el ser humano de ver la paja en le ojo ajeno. Recuerdo cuando Jordi Évole, en su programa Salvados, nos contó que hay muchos alimentos que se tiran y podrían ser aprovechados. Se centró en lo que ocurre en el campo y en las cadenas de distribución y Twitter echó humo criticando el comportamiento de los productores y los supermercados. Algunos comentamos algo sobre lo que podíamos hacer nosotros como consumidores, pero fuimos los menos ya que la mirada estaba puesta fuera de nuestras cocinas. Y eso me indignó de algún modo, porque justo unos días antes, había hecho limpieza a fondo de mi cocina, incluyendo revisión de armarios y nevera. Tiré una bolsa de comida caducada o en mal estado: un paquete de lentejas que “caducó” en 2010..., unas galletas que llevaban más de medio año pasadas (las probé, pero estaban rancias), algunas latas de tomate natural con solera, un tupper despistado... Me quedé patidifusa  y mi conciencia se puso a trabajar para hacerme sentir la persona más inmunda del planeta por tener que bajar esa comida a la basura, pero así lo hice. ¿Cuántos de los que criticaban en mi timeline de twitter debían tener algún paquete pasado en la despensa de sus casas? Os recomiendo que le echéis un vistazo a los armarios de vuestra cocina, igual os lleváis una sorpresa. Desde entonces, y pese a que siempre he tenido mucho cuidado en evitar que se me caduquen las cosas, estoy poniendo especial cuidado en reducir mi “huella alimentaria”.

Y es que 300 millones de toneladas de alimentos se despilfarran en todo el mundo. Según la FAO, esta cantidad sería suficiente para alimentar a los 900 millones de personas que pasan hambre en el mundo. Pero el impacto de tal despilfarro no es sólo humanitario, también es económico y medioambiental. Los españoles tiramos a la basura una media de 250 euros al año en forma de comida. Y nuestros restaurantes 255 millones de euros. A mí se me ocurren muchas cosas que hacer con ese dinero. Tengamos en cuenta también la marca que deja todo esto en nuestros ecosistemas. Los recursos de la naturaleza son limitados, cada vez más, y con esta actitud derrochadora nos los merendaremos en menos que canta un gallo. La buena noticia es que este paradigma es posible cambiarlo con pequeños hábitos, de TODOS, desde productores, hasta fabricantes, gobiernos y consumidores. Y mira tú que trasteando por la red he dado con esta iniciativa que han puesto en marcha la FAO, la ONU y toda una serie de colaboradores preocupados por la situación, Think.Eat.Save (Piensa.Come.Ahorra), con el objetivo de disminuir los desperdicios alimentarios, lo que ellos llaman el “foodprint”, es decir, la “huella alimentaria” o "huella de alimentos". Os recomiendo que le echéis una mirada porque realmente merece la pena y pese a estar en inglés, tiene arriba la posibilidad de traducirlo al español. A destacar, sobre todo los 10 consejos para que nosotros, como consumidores, reduzcamos nuestra huella alimentaria. Os los resumo y adapto aquí:


  1. Compra de forma inteligente: planifica, utiliza la lista de la compra y evita salirte de ella.
  2. Berenjena divertida que me encontré un día en el súper
    Compra fruta y verdura “divertidas”: vamos, esa fruta que se sale de los estándares marcados y que, pese a que sea fea por fuera, por dentro es realmente deliciosa.
  3. Entiende y utiliza las fechas de caducidades y de consumo preferente. Aquí las explican estupendamente.
  4. Vacía primero tu nevera: antes de comprar, agota lo que tengas en ella y se creativo a la hora de preparar recetas con lo que tengas a mano.
  5. Utiliza el congelador: los alimentos congelados duran mucho tiempo seguros y congelar es una forma realmente útil para aprovechar las sobras. Yo congelo el pan y las sobras de platos ya preparados, si sé que no me las puedo comer en los siguientes días. Hace tiempo congelé una lasaña que sobró de una cena con la cuchipandi. No os podéis imaginar la envidia en el trabajo cuando me calentaba mi ración de lasaña casera, hecha además por un italiano de pura cepa!
  6. En los restaurantes, pide porciones pequeñas. Y si te sobra, llévatelo a casa, que como dice David, no pasa nada!
  7. Haz compost de las sobras, siempre que puedas, claro... No me veo yo haciendo compost en el minibalcón de mi casa... ;p
  8. Utiliza la regla FIFO (First In, First Out), algo así como que lo primero que entra, es lo primero que tiene que salir. Así, organiza tu nevera y despensa poniendo los productos que van a caducar antes delante y los que tienen más vida, detrás. De esta forma será menos probable que te caduque algo en casa.
  9. Ama las sobras!: que viva el amor y las sobras! Aprovecha lo que te sobre de una cena, para hacer un plato diferente al día siguiente. De eso va la receta que os traigo hoy, por cierto!
  10. Dona: la comida no perecedera o perecedera, pero en buenas condiciones, que no te vas a comer por lo que sea, puede ser utilizada por otros. Y ya no sólo se trata de donar a los bancos de alimentos. Si ves que algo no lo vas a poder consumir, dáselo a un amigo, al vecino del quinto o tu prima, pero no lo tires. Antes de marcharme de vacaciones de Navidad a la isla, me puse a vaciar la nevera y me sorprendió llenar una bolsa entera de esas reutilizables de fruta, verdura y hortalizas. Se la llevé a un amigo que se quedaba a pasar las fiestas en la city, y no sabéis la alegría que se llevó él y lo tranquila que se quedó mi conciencia.

Acelgas listas y al congelador!
Sí, se trata de diez consejos de cajón, pero es que nos los tendrían que recordar cienes y cienes de veces hasta que los incorporemos como hábito. Vamos terminando para introduciros la receta de hoy, que va precisamente de esto. De cuando confluyen los astros y te encuentras con un plato que, pese a estar hecho con los restos, es digno de formar parte del festín de más alto copete. Bien, tenía yo un hermoso manojo acelgas que estaba pidiendo a gritos que le diera un final digno cuando se me ocurrió blanquearlas y posteriormente saltearlas con unos ajitos tiernos y cebolletas. Me las distribuí en dos tupers y las congelé para hacer frente a mi #operaciónlorza, encontrándome de repente, con unas 12 pencas cuyo destino final era el cubo de la basura orgánica. Me dieron tanta penica las pobres que busqué en la red qué podía hacer con ellas cuando llegó Su, de Webosfritos con su receta de pencas de acelga en salsa de almendras, llenándome de inspiración culinaria, como siempre. Pues bien ya lo tenía, pencas rebozadas pero... y qué más? Ese día, que estaba en modo cocinitas, había preparado un plato con alcachofas (que ya os contaré otro día) y recordé que hacía poco leí en el libro La enciclopedia de los sabores, de Niki Segnit (un libro que os recomiendo si os interesa el mundo de los sabores) que con la parte más carnosa de las hojas duras de las alcachofas se podía saborizar una mayonesa. Así que las neuronas me hicieron chispitas y tate! Receta y post al canto!


Antes de pasar a la cocina, la nota musical del post la pone Dávila 666. Ya los mencioné en mi primera reflexión de carajillo, pero no hubo canción. Se trata de un grupete de puertorriqueños que dice que tocan rock and roll sin virtuosismos técnicos, vamos, rock puro y duro. Juzgad vosotros mismos con este tema llamado Basura, que viene que ni pintado para el tema de hoy y para ver si es verdad lo que dicen estos muchachos de rock puro y duro. Yo, creo que sí.





Pencas de acelgas rebozadas con mayonesa de alcachofas

Pencas que no sobran
Ingredientes para 4 personas:

  • 10-12 pencas de acelgas crudas
  • 3-4 cucharadas soperas de harina
  • 1 huevo
  • Aceite de oliva para freir
  • Sal

Para la mayonesa:

  • 200 ml de aceite de oliva
  • 1 huevo
  • 1 chorrito de limón
  • sal
  • Las hojas duras de 1-2 alcachofas


Preparación:

  • Lavar bien las pencas y quitarle los hilos que pueda tener.
  • Pasarlas por huevo batido y harina, y freírlas en abundante aceite hasta que queden doradas. Sacarlas y ponerlas en papel absorbente.
  • Con una cucharilla, sacar la pulpa de las hojas más duras de las alcachofas. Preparar la mayonesa poniendo en un recipiente el aceite, el huevo, el chorrito de limón y la sal. Batir bien y cuando quede la mayonesa montada, añadir la pulpa de las alcachofas y batir un poco más para que quede bien mezclada.
  • Servir las pencas, acompañadas de la mayonesa y a disfrutar de las sobras!

Nota sobre la mayonesa de alcachofas: al añadir la pulpa de alcachofa, la mayonesa perdió algo de firmeza, pero nada grave, vamos. Tengo que decir, además, que para ser la primera vez que la preparaba así, quedó muy rica, pero creo que necesitaba más alcachofa para notar un sabor más intenso. Estoy pensando que igual puede ser buena idea añadirle directamente el corazón de una alcachofa cocida. Si alguien lo prueba antes que yo, que tenga a bien manifestarse.

8 comentarios:

  1. Nunca hice mayonesa de alcachofa pero sí de zanahoria cocida(para aprovechar como bien dices la zanahoria de un caldo)estaba riquísima!además le dio un color la mar de mono.

    Como bien dices y suscribo todo de pe a pa aqui no se tira nada!! Besitos!!

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    1. Anda Helena! De zanahoria!! pues habrá que probarla! besets guapa! Raquel

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  2. Qué didáctica eres!Me encanta que lo recuerdes, podrías hasta tripitirlo porque las cifras son escandalosas!Mientras te leía me estaba acordando de una anécdota que me contaron mis tíos y al ver el grupo he hecho chispitas!!!Unos amigos portorriqueños les contaron que allí salir a cenar y no pedir las sobras está mal visto, es una señal de opulencia maleducada y soberbia....tomemos nota!!!Y de tu propuesta para las alcachofas, si es que además estas picarescas saben mejor que nada!Gracias Raquel!

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    1. Carri!! si es que tienen que venir de fuera para enseñarnos buenos modales! XDD Besets!! Raquel

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  3. Que gran post. Los datos, la receta y los 10 consejos. Algunos (como el de colocar la nevera first in, first out) no se me había ocurrido. A mi me pasa parecido, soy consciente de que alguna vez tiro algo porque se me pasó, y no me gusta, y quiero habituarme poco a poco. Hacer comida de aprovechamiento y organizarme mejor.
    Las pencas con mayonesa ! Lujazo :)
    Muchas gracias.

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  4. Muchas gracias Lu, por tu comentario y por pasarte por aquí! La verdad es que los consejos son de cajón, pero a veces necesitamos que nos abran bien los ojos para ver lo evidente! Bestes! Raquel

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