Pencas rebozadas con mayonesa de alcachofas |
Llevan
los medios muy cansinos con el tema de las sobras y los desperdicios
de alimentos. Pero nunca está de más si al final sirve para
concienciar a unos cuantos, porque más vale poco que nada en este
caso. Y es que cuando una ve los números se lleva las manos al a
cabeza: 1/3
de la producción mundial de alimentos se tira cada año a la basura,
en Europa se desperdician 90 millones de toneladas comestibles
anuales, y España contribuye con 8-9 millones de toneladas. Da
miedito, sí. Pero ojo, que no queda ahí la cosa, porque desde 1974
hasta hoy el despilfarro de alimentos en el mundo se ha incrementado
un 50%.
Como diría Janice... Oh-My-God!.
Cuando se entra a analizar el detalle, llama la atención cosas como
que en los países en vías de desarrollo, alrededor del 40% de las
pérdidas de alimentos se generan en las primeras fases de la cadena
agroalimentaria, es decir, en la cosecha y producción, mientras que
en los países industrializados el 40% de estas pérdidas ocurre al
final, es decir, en la cadena de distribución y en nuestras casas.
Sí, sí, en tu casa y en la mía. De hecho, los consumidores somos
responsables del 42% de este desperdicio.
Siempre
me ha sorprendido esa capacidad que tiene el ser humano de ver la
paja en le ojo ajeno. Recuerdo cuando Jordi Évole, en su programa
Salvados,
nos contó que hay muchos alimentos que se tiran y podrían ser
aprovechados. Se centró en lo que ocurre en el campo y en las
cadenas de distribución y Twitter echó humo criticando el
comportamiento de los productores y los supermercados. Algunos
comentamos algo sobre lo que podíamos hacer nosotros como
consumidores, pero fuimos los menos ya que la mirada estaba puesta
fuera de nuestras cocinas. Y eso me indignó de algún modo, porque
justo unos días antes, había hecho limpieza a fondo de mi cocina,
incluyendo revisión de armarios y nevera. Tiré una bolsa de comida
caducada o en mal estado: un paquete de lentejas que “caducó” en
2010..., unas galletas que llevaban más de medio año pasadas (las
probé, pero estaban rancias), algunas latas de tomate natural con
solera, un tupper despistado... Me quedé patidifusa y mi conciencia se puso a trabajar para hacerme sentir la persona más inmunda del planeta por tener que bajar esa comida a la basura, pero así lo hice. ¿Cuántos de los que
criticaban en mi timeline de twitter debían tener algún paquete
pasado en la despensa de sus casas? Os recomiendo que le echéis un
vistazo a los armarios de vuestra cocina, igual os lleváis una
sorpresa. Desde entonces, y pese a que siempre he tenido mucho
cuidado en evitar que se me caduquen las cosas, estoy poniendo
especial cuidado en reducir mi “huella alimentaria”.
Y
es que 300 millones de toneladas de alimentos se despilfarran en todo
el mundo. Según la FAO, esta cantidad sería suficiente para
alimentar a los 900 millones de personas que pasan hambre en el
mundo. Pero el impacto de tal despilfarro no es sólo humanitario,
también es económico y medioambiental. Los españoles tiramos a la
basura una media de 250 euros al año en forma de comida. Y nuestros
restaurantes 255 millones de euros. A mí se me ocurren muchas cosas que hacer con ese
dinero. Tengamos en cuenta también la marca que deja todo esto en
nuestros ecosistemas. Los recursos de la naturaleza son limitados,
cada vez más, y con esta actitud derrochadora nos los merendaremos
en menos que canta un gallo. La buena noticia es que este paradigma
es posible cambiarlo con pequeños hábitos, de TODOS, desde
productores, hasta fabricantes, gobiernos y consumidores. Y mira tú que trasteando por la red he dado con esta iniciativa que han puesto en marcha la
FAO, la ONU y toda una serie de colaboradores preocupados por la situación, Think.Eat.Save (Piensa.Come.Ahorra), con el objetivo
de disminuir los desperdicios alimentarios, lo que ellos llaman el
“foodprint”, es decir, la “huella
alimentaria” o "huella de alimentos". Os
recomiendo que le echéis una mirada porque realmente merece la pena
y pese a estar en inglés, tiene arriba la posibilidad de traducirlo
al español. A destacar, sobre todo los 10 consejos para que
nosotros, como consumidores, reduzcamos nuestra huella alimentaria.
Os los resumo y adapto aquí:
- Compra de forma inteligente: planifica, utiliza la lista de la compra y evita salirte de ella.
Berenjena divertida que me encontré un día en el súper Compra fruta y verdura “divertidas”: vamos, esa fruta que se sale de los estándares marcados y que, pese a que sea fea por fuera, por dentro es realmente deliciosa.- Entiende y utiliza las fechas de caducidades y de consumo preferente. Aquí las explican estupendamente.
- Vacía primero tu nevera: antes de comprar, agota lo que tengas en ella y se creativo a la hora de preparar recetas con lo que tengas a mano.
- Utiliza el congelador: los alimentos congelados duran mucho tiempo seguros y congelar es una forma realmente útil para aprovechar las sobras. Yo congelo el pan y las sobras de platos ya preparados, si sé que no me las puedo comer en los siguientes días. Hace tiempo congelé una lasaña que sobró de una cena con la cuchipandi. No os podéis imaginar la envidia en el trabajo cuando me calentaba mi ración de lasaña casera, hecha además por un italiano de pura cepa!
- En los restaurantes, pide porciones pequeñas. Y si te sobra, llévatelo a casa, que como dice David, no pasa nada!
- Haz compost de las sobras, siempre que puedas, claro... No me veo yo haciendo compost en el minibalcón de mi casa... ;p
- Utiliza la regla FIFO (First In, First Out), algo así como que lo primero que entra, es lo primero que tiene que salir. Así, organiza tu nevera y despensa poniendo los productos que van a caducar antes delante y los que tienen más vida, detrás. De esta forma será menos probable que te caduque algo en casa.
- Ama las sobras!: que viva el amor y las sobras! Aprovecha lo que te sobre de una cena, para hacer un plato diferente al día siguiente. De eso va la receta que os traigo hoy, por cierto!
- Dona: la comida no perecedera o perecedera, pero en buenas condiciones, que no te vas a comer por lo que sea, puede ser utilizada por otros. Y ya no sólo se trata de donar a los bancos de alimentos. Si ves que algo no lo vas a poder consumir, dáselo a un amigo, al vecino del quinto o tu prima, pero no lo tires. Antes de marcharme de vacaciones de Navidad a la isla, me puse a vaciar la nevera y me sorprendió llenar una bolsa entera de esas reutilizables de fruta, verdura y hortalizas. Se la llevé a un amigo que se quedaba a pasar las fiestas en la city, y no sabéis la alegría que se llevó él y lo tranquila que se quedó mi conciencia.
Acelgas listas y al congelador! |
Sí, se trata de diez consejos de cajón, pero es que nos los tendrían que recordar cienes y cienes de veces hasta que los incorporemos como hábito. Vamos
terminando para introduciros la receta de hoy, que va precisamente de
esto. De cuando confluyen los astros y te encuentras con un plato
que, pese a estar hecho con los restos, es digno de formar parte del
festín de más alto copete. Bien, tenía yo un hermoso manojo
acelgas que estaba pidiendo a gritos que le diera un final digno
cuando se me ocurrió blanquearlas y posteriormente saltearlas con
unos ajitos tiernos y cebolletas. Me las distribuí en dos tupers y
las congelé para hacer frente a mi #operaciónlorza, encontrándome de repente, con unas 12 pencas cuyo destino final era el cubo de la
basura orgánica. Me dieron tanta penica las pobres que busqué en la
red qué podía hacer con ellas cuando llegó Su, de Webosfritos con
su receta de pencas de acelga en salsa de almendras,
llenándome de inspiración culinaria, como siempre. Pues bien ya lo
tenía, pencas rebozadas pero... y qué más? Ese día, que estaba en
modo cocinitas, había preparado un plato con alcachofas (que ya os
contaré otro día) y recordé que hacía poco leí en el libro La
enciclopedia de los sabores, de
Niki Segnit (un libro que os recomiendo si os interesa el mundo de
los sabores) que con la parte más carnosa de las hojas duras de las
alcachofas se podía saborizar una mayonesa. Así que las neuronas me
hicieron chispitas y tate! Receta y post al canto!
Antes de pasar a la cocina, la
nota musical del post la pone Dávila 666. Ya los mencioné en
mi primera reflexión de carajillo,
pero no hubo canción. Se trata de un grupete de puertorriqueños que
dice que tocan rock and roll sin virtuosismos técnicos, vamos, rock
puro y duro. Juzgad vosotros mismos con este tema llamado Basura,
que viene que ni pintado para el tema de hoy y para ver si es verdad
lo que dicen estos muchachos de rock puro y duro. Yo, creo que sí.
Pencas
de acelgas rebozadas con mayonesa de alcachofas
Pencas que no sobran |
- 10-12 pencas de acelgas crudas
- 3-4 cucharadas soperas de harina
- 1 huevo
- Aceite de oliva para freir
- Sal
Para
la mayonesa:
- 200 ml de aceite de oliva
- 1 huevo
- 1 chorrito de limón
- sal
- Las hojas duras de 1-2 alcachofas
Preparación:
- Lavar bien las pencas y quitarle los hilos que pueda tener.
- Pasarlas por huevo batido y harina, y freírlas en abundante aceite hasta que queden doradas. Sacarlas y ponerlas en papel absorbente.
- Con una cucharilla, sacar la pulpa de las hojas más duras de las alcachofas. Preparar la mayonesa poniendo en un recipiente el aceite, el huevo, el chorrito de limón y la sal. Batir bien y cuando quede la mayonesa montada, añadir la pulpa de las alcachofas y batir un poco más para que quede bien mezclada.
- Servir las pencas, acompañadas de la mayonesa y a disfrutar de las sobras!
Nota
sobre la mayonesa de alcachofas: al añadir la pulpa de alcachofa, la
mayonesa perdió algo de firmeza, pero nada grave, vamos. Tengo que
decir, además, que para ser la primera vez que la preparaba así,
quedó muy rica, pero creo que necesitaba más alcachofa para notar
un sabor más intenso. Estoy pensando que igual puede ser buena idea
añadirle directamente el corazón de una alcachofa cocida. Si
alguien lo prueba antes que yo, que tenga a bien manifestarse.
Nunca hice mayonesa de alcachofa pero sí de zanahoria cocida(para aprovechar como bien dices la zanahoria de un caldo)estaba riquísima!además le dio un color la mar de mono.
ResponderEliminarComo bien dices y suscribo todo de pe a pa aqui no se tira nada!! Besitos!!
Anda Helena! De zanahoria!! pues habrá que probarla! besets guapa! Raquel
EliminarOhhh esa mahonesa, tomo nota
ResponderEliminarYa me contarás! ;) Besets!! Raquel
EliminarQué didáctica eres!Me encanta que lo recuerdes, podrías hasta tripitirlo porque las cifras son escandalosas!Mientras te leía me estaba acordando de una anécdota que me contaron mis tíos y al ver el grupo he hecho chispitas!!!Unos amigos portorriqueños les contaron que allí salir a cenar y no pedir las sobras está mal visto, es una señal de opulencia maleducada y soberbia....tomemos nota!!!Y de tu propuesta para las alcachofas, si es que además estas picarescas saben mejor que nada!Gracias Raquel!
ResponderEliminarCarri!! si es que tienen que venir de fuera para enseñarnos buenos modales! XDD Besets!! Raquel
EliminarQue gran post. Los datos, la receta y los 10 consejos. Algunos (como el de colocar la nevera first in, first out) no se me había ocurrido. A mi me pasa parecido, soy consciente de que alguna vez tiro algo porque se me pasó, y no me gusta, y quiero habituarme poco a poco. Hacer comida de aprovechamiento y organizarme mejor.
ResponderEliminarLas pencas con mayonesa ! Lujazo :)
Muchas gracias.
Muchas gracias Lu, por tu comentario y por pasarte por aquí! La verdad es que los consejos son de cajón, pero a veces necesitamos que nos abran bien los ojos para ver lo evidente! Bestes! Raquel
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