Esto es un arroz al horno, tal cual llegó al mundo |
Empiezo
a creerme eso de que a la tercera va la vencida.
Y seguramente no tenga nada que ver con el número 3, un número que,
por cierto, me ha acompañado durante gran parte de mi vida: crecer
en un tercer piso, ser el número 3 en la lista de la clase, que
seamos 3 hermanos, que haya empezado 3 carreras (pero terminado sólo
una, curiosamente, la tercera...). De cualquier modo, esto sólo me
lleva a pensar que a fuerza de repetir las cosas, al final, terminan
saliendo. Da igual que sean dos, tres o quince veces. La cuestión es
que hay que ir a por lo que se quiere, así, sin más, pim, pam, pum.
El arroz al horno y sus ricos ingredientes |
Y
eso me ha pasado con el arroz al horno, una de mis recetas favoritas con la que he tenido una especie de relación amor-odio que me ha
dejado una espinita clavada en el corazón y que, a fuerza de insistir, he consigo arrancar con fuerza. Esta receta, que la
progenitora de una servidora borda, se vino conmigo a la Ciudad
Condal hace la friolera de once años, con el objetivo de ser
replicada y disfrutada pese a estar lejos de casa. Sin embargo, eso
no fue así... la pereza de buscar una cazuela de barro digna para su
elaboración pudo conmigo y no fue hasta que cambié de piso cuando
vi una tiendecita al lado de casa donde exponían toda una colección
de ollas, cazuelas y cazuelitas de barro. Allí me lancé, como las
locas y feliz de la vida, a por mi cazuela de barro pensando en ese
arroz al horno que pronto estaría en mi mesa. Feliz iba yo de vuelta
a casa cuando, al abrir la puerta de mi nuevo hogar, caí en la
cuenta de que ese piso no tenía horno... Mi gozo en un pozo, y mi
cazuela de barro al armario a llenarse de polvo. Y así estuve, ocho
años viviendo en un piso sin horno y sin arroz, sin pizza, sin
macarrones gratinados, sin bizcochos ni pollos rellenos. Pero en la última
mudanza decidí que esto no podía seguir así, y me lancé a empezar
una relación seria y formal con mi nuevo horno.
Y es así como llega, por fin, señoras y señores lectores y tras varias
intentonas, la receta del arroz al horno. Tras obtener
resultados blanquecinos en lugar de amarillos, u olvidarme la sal en
alguna ocasión, puedo decir que el arroz al horno sale, y sale rico,
muy rico! Pocas florituras tiene esta receta, es extremadamente fácil
y muy, muy resultona. Sin embargo, y pese a la sencillez de los
ingredientes, es fundamental que éstos sean de primerísima calidad.
Este plato Valenciano está eclipsado, injustamente a mi modo de ver,
por la famosa paella. Pero bueno, vosotros comed, comed paella que
los del arroz al horno tocaremos a más y terminaremos por invadir el mundo de garbanzos, costilleja y morcilla. Y a propósito de la morcilla, como plato valenciano que es, ésta debe ser, siempre que sea posible, de la tierra y si es de Ontinyent, mejor que mejor. Me consta que la
morcilla que venden en Mercadona es de la zona, así que los que
seáis fans de este súper, podéis encontrarla allí, aunque no
residáis en la tierra de las flores, de la luz y del amor.
Dicho
esto, termino ya para dejaros paso uno de los últimos
descubrimientos que he hecho en los archivos sonoros de la red. Se trata de
Splashh, un grupo londinense que acaba de empezar (no llevan ni ocho
meses) y que, pese a no tener aún disco grabado, están dando mucho
que hablar y seguro que serán uno de los grupos del 2013, me
atrevería a decir... Pues nada, aquí os dejo con All I wanna do,
que lo disfruten ustedes!
All I want to do,
all I want to do...
Arroz
al horno
No te olvides de mezclar la morcilla con el arroz |
Ingredientes para 4
personas:
- 350-400 g de arroz (1 cazo por persona)
- 250 g de costilleja de cerdo cortada
- 1 bote pequeño de garbanzos cocidos
- 1 patata mediana
- 2 morcillas de cebolla
- 4 cucharadas soperas de tomate triturado natural
- 4 tiras de bacon
- 1 cabeza de ajos entera
- 1 diente de ajo
- 3 cucharadas soperas de aceite de oliva
- Azafrán o colorante alimentario*
Preparación:
- Precalentar el horno a 210ºC
- Hervir las costillejas en un litro de agua.
- Pelar el diente de ajo y picar. En en el fuego una cazuela de barro con el aceite, y cuando esté caliente añadir el ajo y el tomate.
- Cuando el sofrito esté hecho, añadir el arroz y remover con una cuchara de madera.
- Añadir la carne bien escurrida y volver a mezclar. Posteriormente añadir los garbanzos y seguir mezclando.
- Añadir el caldo de las costillas al arroz. La proporción es 2 cazos de caldo por cada cazo de arroz, menos uno... Es decir, si pones cuatro cucharones de arroz, tienes que añadir 7 cucharones de caldo (son cosas de mi madre, a mí no me preguntéis)
- Añadir sal al gusto y el colorante alimentario.
- En el centro, poner la cabeza de ajos entera, a los lados las dos morcillas, y las rodajas de patata alrededor (que puedes freír un poco previamente, sin que lleguen a hacerse, si quieres asegurarte de que quedan bien hechas).
- Meter la cazuela en el horno y dejar hasta que el caldo se haya consumido.
- Entonces, añadir las lonchas de bacon y subir la bandeja del horno para que se gratine el bacon.
*Veamos, la receta está tal cual me la dio mi madre, con algunas aclaraciones que he hecho tras varias experiencias. En ella me puso "azafrán" y claro, yo voy y la primera vez le pongo unas hebritas que no debieron de ser suficientes porque el arroz quedó de un tono blanquecino poco apetecible. En una de mis últimas visitas a la isla, estuve espiando la cocina de mi madre y vi cómo en realidad lo que le ponía era colorante, así tal cual... Y claro, no caí en que las madres, cuando hablan de azafrán, se refieren al colorante alimentario de toda la vida... Si os manejáis bien con las hebras de azafrán, contadme cómo os queda!
Con lo que me gusta el arroz, este tiene un pinta estupenda, ¡¡me encanta!!, me llevaba un tupercito
ResponderEliminarEnhorabuena
Un beso
Yo también soy muy arrocera y se ve delicioso y muy suelto, como me gusta! Bss
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