La crema de alcachofas de Jerusalén |
Existen
acontecimientos de dos tipos: los que llegan y se van sin más, y
aquellos que tardan una eternidad en acontecer pero cuando llegan te
atrapan tanto, tanto, que pasan en un plis plás y se van dejándote
el corazón removido. Este pasado lunes, por fin llegó el momento de ver a Patti
Smith en el Palau de la Música y vivir la hora y media más rápida
y eléctrica de mi vida (bueno, igual exagero, pero casi!). Tras verla (más bien escucharla) en
el multitudinario Primavera Sound del 2007, tenía ganas de algo más
recogido y cercano que me permitiera recordar con nitidez y no
mezclar con otros conciertos.
La
madrina del Punk presentó su nuevo disco el lunes por la noche en un
Palau de la Música prácticamente lleno hasta la bandera y con unas
ganas de rock que no se aguantaba. Y así fue, Patti Smith estuvo
eléctrica, bailonga y sexy. No paró de contonearse por el escenario
como sólo la seguridad del tiempo y lo vivido puede darte,
levantando silbidos y gritos de “guapa” a su paso. Así da gusto.
Durante
los escasos 90 minutos que duró el concierto, tuvo tiempo para todo,
para hacernos cantar, levantarnos de nuestros asientos, pedirnos que
cuidemos de la Madre Naturaleza, recordar a los afectados por el
huracán Sandy y pedir la paz mundial. Ella es así. Empezó con "Dancing" y nos llevó por lo mejorcito de su discografía. Nos cantó
“Fuji”, “Mosaic” y “This is the girl” de "Banga", su último disco. Ésta última (This
is the girl), se trata de una canción homenaje a Amy Winehouse que escribió el
día que la cantante del Soul murió. Y no pudo faltar “Because the
Night” y el final de fiesta apoteósico con "Horses" y "Gloria", un acelerón brutal y catártico que nos llevó a los bises coronados
con “Banga” y “People Have the Power”. Y terminó. Chim-pún.
Colorín colorado este cuento se ha acabado. Pero no importa, porque
este es de los conciertos que se guardan en la retina y el corazón,
que te dejan buen sabor de boca y mariposas en el estómago. Así que
me lo guardo para mí, pero os dejo algunos momentos gráficos
vividos en el Palau de la Música*.
*Siento la calidad de las fotos, pero una no es profesional y va con móvil en mano, por mucho zoom y filtros que el ponga al tema.
Y así llegamos al momento receta de esta entrada. Querer comparar
a Patti Smith con una alcachofa puede ser lo más absurdo en el mundo de los parecidos razonables. No es que Patti Smith me recuerde a una alcachofa, es que tenía en casa unas alcachofas de Jerusalén, e intentando buscar la oportunidad para colaros la receta de hoy he ido a parar a esta comparación. Y todo viene porque la
alcachofa de Jerusalén es una de las cosas más toscas, bastas y feas que he visto en
mi vida. He aquí la prueba:
Alcachofas de Jerusalén hervidas |
Y
bueno, la Smith tampoco es que sea el paradigma de la delicadeza y la finura, las cosas como son.
Su aspecto andrógino y poco femenino se contrapone con el de todas
aquellas que se sienten divas de los escenarios. Y he
aquí otra prueba:
Patti Smith con cara de mosqueo (MOMA, 2009) |
Sea
como sea, tanto la alcachofa de Jerusalén como Patti puede que no entren por los ojos, pero son de esas cosas/personas que, en cuanto ahondas un poco más en ellas, hacen que te olvides de lo que
estás viendo y sólo te preocupes de lo que te hacen sentir. Patti Smith por su música, su poesía y sus palabras. La
alcachofa de Jerusalén por su suave y delicado sabor, que
recuerda a la alcachofa (aunque no tenga absolutamente nada que ver
con esta flor) y a la castaña. Externamente parece una raíz de
jengibre y, aunque en realidad se trata de un tubérculo, está
emparentada con la familia de los girasoles y también se le conoce
como tupinambo.
Las que hoy os traigo concretamente, me las regaló un amigo chef y me explicó cómo hacer
esta crema. Creo que lo capté bastante bien, porque la crema está
deliciosa, pero eso me lo diréis vosotros si conseguís haceros con
unos ejemplares.
Disfrutad
de esta crema de alcachofas de Jerusalén mientras suena “Horses”,
un clásico entre los clásicos.
Crema
de alcachofas de Jerusalén
- 250g de alcachofas de Jerusalén
- 1 patata mediana
- 1 chirivía mediana
- 20 g de mantequilla
- 100 ml de nata montada
- Sal y nuez moscada
Preparación:
- Lavar bien las alcachofas de Jerusalén bajo el grifo y ponerlas a hervir. Cuando estén blanditas, apagar el fuego y sacarlas del caldo.
- En otra olla, hervir la patata y la chirivía peladas y cortadas a trozos. Retirar del fuego cuando estén bien cocidas.
- Una vez las alcachofas de Jerusalén estén frías, pelarlas y ponerlas a trozos en un vaso para triturarlas, junto con las patatas y la chirivía. Añadir 20 g de mantequilla, sal al gusto y triturar, añadiendo caldo de las patatas y chirivía hasta adquirir una textura cremosa suave.
- Pasar la crema por el chino o por un colador para obtener una textura fina.
- Montar la nata y mezclar, poco a poco y con cuidado con la crema de alcachofas de Jerusalén. Corregir de sal.
- Emplatar, añadir una puntita de nuez moscada y a disfrutar!
Pero que divertido post... esa comparación de 'fealdades' me ha dejado todo loco jajaja
ResponderEliminarNo te voy a decir ummm que bueno ni ummmm lo voy a hacer porque lo primero lo desconozco, yo que se a que sabe una alcachofa de jerusalen!!!! y lo segundo lo dudo porque no creo haberme comvertido en un fanático de las alcachofas estas... es son muy feas!!!
Eso sí, al proximo concierto de la Smith si que me voy contigo y además de escucharla comentamos su estilismo ok? XDXD
Besos
Tiene una pinta deliciosa y la verdad es que no conocía esta receta así que me la apunto.
ResponderEliminarUn besito desde Las Palmas.
Raquel estoy encantada de haber coincidido contigo en "Plan cuidarte +", me pareció muy interesante todo.
ResponderEliminarbesos,
Yo tampoco conozco este ingrediente pero la verdad que suena muy bien y tiene muy buena pinta. de primero eso y de segundo esa tosta con higos y foi que he visto más abajo! ;) 1 besin
ResponderEliminar