Con el día de Reyes ponemos punto y final a las fiestas y comilonas navideñas. Este año las mías han sido tranquilas. Mucha familia y menús entre los que no han faltado los clásicos, como la comida de Nochebuena en Can Frau, la fideuá del día 26, la cena del Perro Loco (la hamburguesería del barrio de toda la vida) que cada año hacemos toda la familia, la cena de Nochevieja con los amigos y la del día 1 con ellos en el Hogan's. En fin, que sí, que ha habido días para reventar, para reír, pero también para moderarse cuando no era fiesta o para salir a trotar un poco por el Paseo Marítimo de Palma.
Ya en la Ciudad Condal he retomado mis cursos y cocinitas, y el sábado pasado hicimos roscón de Reyes en clase. Una excusa perfecta para aprender a hacer la masa de brioche y para darme cuenta de que definitivamente soy una patata amasando (y si no mirad lo que me pasó con mi primer roscón). Así que el año que viene tendré que pedirle a los Reyes Majos una maquinita de esas que amasan, montan, mezclan y no sé cuántas maravillas más.
Bien, he de reconocer que el roscón que hice estaba bueno. No soy muy rosquera, pero éste tenía el punto justo de mazapán sin empalagar en exceso. Pues orgullosa como estaba de mi roscón y no teniendo capacidad metabólica ni digestiva como para comerme yo sola semejante rosco, lo he convertido en un pudding para recuperar las sobras (ya sabéis que soy fans del arte de la recuperación culinaria). Así que esta tarde me espera merendola con los amiguetes!
Este pudding no es de verdad, porque en realidad no sigue la receta de un pudding clásico. El pudding se hace a base de pasta, miga de pan, bizcocho o sémola ligado con huevos o una crema, cocido en un molde y servido con salsa de frutas o crema inglesa. Podéis ver el que hice para Cuquin Magazine aquí. En este caso, como no quería añadirle más calorías de las que ya tiene de por sí el roscón, lo he preparado con leche desnatada y gelatina. Y a la nevera. El resultado es más que aceptable, el roscón queda hidratado y firme, con una textura cremosa. Seguro que esta forma de recuperar sobras de repostería puede servir para otras recetas. Estoy pensando en bizcochos, ensaimadas, croissants, o incluso pan (en este último caso sí que habría que endulzarlo y añadir alguna especia que le de sabor como vainilla o canela).
Espero que este año los Reyes Magos hayan sido generosos. Si habéis sido buenos, seguro que os han traído muchas cosas chulas. A los que no, carbón, carbón y más carbón! Os dejo con Devo y su versión del tema cantado por Lee Dorsey, Working in a Coal Mine. Enjoy!
Working in a coal mine
goin' on down, down ...
Falso pudding de Roscón de Reyes |
Ingredientes:
700 ml de leche desnatada
4-5 hojas de gelatina neutra (dependerá de lo cuajado que os guste)
Preparación:
- Poner las láminas de gelatina en agua fría para que se hidraten.
- Calentar 200 ml de leche y disolver la gelatina hidratada en ella. Añadir poco a poco el resto de la leche removiendo poco a poco.
- Cortar el roscón en rebanadas de 1 dedo y colocarlos en el molde. Hacer una primera capa y verter parte de la leche para empapar bien el roscón.
- Ir añadiendo capas de roscón y leche, hasta terminar (puede ser que te sobre (o falte) leche, dependerá de la cantidad de roscón y del molde).
- Enfriar en la nevera unas 3 horas (yo lo he dejado toda la noche).
- Espolvorear con un poco de canela a la hora de servir. Que aproveche!
Sigue sin ser light, pero un día es un día |